LOS HUEVOS DE LUCIO

La Cava Baja madrileña se ha convertido en el vértice gastronómico y festivo del barrio de la Latina. Hace unos años sólo aparecían en la guía de lugares recomendables de este Madrid castizo Casa Lucio, El Schotis, Esteban y algunos ya forman parte de la historia.  Luego, aprovechando el prestigio de estos templos del buen comer, han ido apareciendo restaurantes, tabernas y bares que jalonan el itinerario turístico del Madrid más puro y exportable. Pasear la Cava Baja en horas punta del fin de semana es toparte con una muchedumbre, ávida de comida y de bebida, que se siente a gusto tropezando unos con otros en la estrechez humana de una calle irrepetible. Así es la Cava Baja, alegre, divertida, colorista y madrileña de principio a fin.

Y es en esta calle privilegiada donde nació la taberna Los huevos de Lucio, que es la prolongación de Casa Lucio y que está situada enfrente de la casa madre. Fernando Blázquez, hijo del gran tabernero mayor de Madrid, con la ayuda de sus hermanos Mary Carmen y Javier, es el que lleva la batuta organizativa junto al hombre de los fogones Alejandro Arribas y la colaboración de un gran equipo de profesionales, que han conseguido, en sus pocos años de vida, hacer de los huevos un lugar de visita obligada para probar, sobre todo, los famosos huevos estrellados que dan nombre al local. Puedes pedir los clásicos o también con chistorra, beicon, pisto o jamón ibérico. Elijas los que elijas, están buenísimos. Presumen de tener los mejores embutidos de la zona y tienen motivos presumir de ellos. El chorizo, el salchichón, el lomo y el jamón ibérico tienen calidad de sitio grande. Te recomiendo las alcachofas, las hacen con mucho mimo y calidad. No puedo olvidarme de las berenjenas crujientes con salmorejo, especialidad de la casa, que, junto a la carrillada, los callos, la ensaladilla, las divertidas ensaladas o el rabo de toro conforman un menú de altura que no es barato porque la calidad hay que pagarla. Me gusta visitar Los huevos de Lucio cuando voy de Latinazo por el Madrid que más me gusta. Si te apetece, vete de mi parte, seguro que Fernando y Alejandro van a tener un detalle contigo.

 

 

TABERNA “LOS HUEVOS DE LUCIO “

C/ Cava Baja 30

28005 – MADRID

TFNO. 913 66 29 84

EL LOIS

La Coruña es una ciudad abierta al mar y son los productos de ese mar los que destacan en las cartas de los distintos restaurantes y casas de comidas que dan sabor y calidad a las llamadas “calles de las tazas”, la calle de la Estrella, la calle de los Olmos y algunas otras situadas cerca de los Cantones, en pleno centro neurálgico de la ciudad. Lo de “ir de tazas” viene de cuando el vino se servía en aquellas tazas blancas de toda la vida, que han ido desapareciendo para dar paso a los vasos de cristal. Todavía hay lugares en los que se sigue sirviendo el vino como antaño, aunque cada vez son menos. Aquel ribeiro turbio de las jarras blancas ha dado paso a las botellas de un vino blanco de más categoría, que puede ser godello, albariño o ribeiro y que sigue luchando por ganarle la batalla diaria a la cerveza.  Hoy quiero hablaros de uno de estos establecimientos auténticos que mantienen el sabor de los viejos tiempos y que se ha convertido en santo y seña del sabor coruñés.

El Lois está situado en la calle de la Estrella, la más bulliciosa y concurrida de la ciudad. Las paredes de piedra le dan autenticidad y categoría. José Alvárez es el alma mater del Lois. Se desvive por atender, con la ayuda de su hijo en la barra y su mujer en la cocina, a una clientela numerosa y feliz que llena el local a todas horas. Puedes empezar el festín con una buena empanada, que puede ser de berberechos, xoubas, bacalao con pasas, zamburiñas… Luego, atrévete con una nécora, especialidad de la casa. A los coruñeses, por cierto, les llaman “necoreiros” por su afición a este marisco. Las cigalas del día son también un bocado apetitoso y especial. Es obligado probar una de los manjares genuinos del Lois, los famosos pinchos morunos, que están deliciosos y tienen una aceptación total por parte de sus numerosos clientes. Los chipirones de la ría y un buen pulpo son otra jugosa tentación. No pueden faltar en un buen menú coruñés las parrochitas, los jurelitos pequeños del día fritos y crujientes o cualquier otro pescado recién salido del mar y al que en este restaurante-mesón-taberna saben darle el tratamiento perfecto para que llegue a la mesa en todo su esplendor marinero. Un buen queso de tetilla con membrillo puede cerrar este banquete de calidad y sencillez en una de las grandes casas de comidas de mi querida Coruña. Vete de mi parte, si quieres, y disfruta en el Lois de lo mejor de la ciudad de cristal.

 

 

MESÓN LOIS

c/Estrella 40

15003 – LA CORUÑA

Tfno. 981.21.22.69

EL FIGÓN DE TRIFÓN

Era un día de toros en Madrid, uno de esos días de mayo radiante que enciende los alrededores de la plaza de las Ventas y convierte la ciudad en capital del jolgorio y de la fiesta. Acabábamos de asistir a una de esas corridas plúmbeas, en las que ni los toros ni los toreros son capaces de alterar la larga mediocridad de una feria de San Isidro venida a menos. Mi amigo Carlos Gutiérrez, uno de esos locos que aún creen que Madrid bien vale una feria, nos citó, después de la desilusión venteña, en uno de esos lugares cercanos a la plaza donde comer sigue siendo un placer. Cuando llegas al Figón de Trifón, lo primero que te sorprende es la estrechez del local, los clientes apretujados en torno a una barra muy coqueta y unas pocas mesas casi pegadas unas a otras y llenas siempre de gente ávida de pasarlo bien comiendo lo que le gusta. Trifón Jorge es el alma de este templo de la simpatía y la buena mesa. Su personalidad arrasa en cuanto te saluda con su perenne sonrisa de hombre feliz. Sólo Por eso, ya vale la pena soportar una corrida de toros, sabiendo que después te espera el bullicio festivo de esta taberna ilustrada que ya tiene patente de leyenda en el corazón taurino de Madrid.

Lo primero que tienes que pedir es un buen vino. Y en eso, Trifón Jorge es garantía de acierto. Unas botellas de As Sortes elevan el godello a las alturas de la felicidad total. Luego, un jamón espectacular, creo que de los Pedroches, contribuye a que los comensales entren en la antesala del paraíso. Las croquetas de rabo de toro son un homenaje a la sencillez de la cocina de siempre. Un profundo sabor, una fritura perfecta hacen de este plato un orgullo de la gastronomía madrileña del toro. Aquella primera vez tenían berberechos en la carta y, como buen gallego, sucumbí a la tentación y disfruté de esos moluscos humildes que con salsa mágica de Trifón me supieron a gloria bendita. Dejamos para el final las albóndigas, manjar de dioses cuando se preparan como hay que prepararlas y cuando saben a lo que tienen que saber, a carne y a verdad. No nos dio tiempo para más, pero, echando un vistazo a las caras del resto de los comensales, llegamos a la conclusión de que aquí se come de maravilla. Y eso, amigos, hay que pagarlo. Cuando quieras disfrutar de una comida o una cena con sabor y encanto, vete al Figón de Trifón con ganas de ser feliz. Y hasta puedes ir de mi parte, porque la simpatía de Trifón Jorge y de su hijo Trifi ya está en mi lista de tentaciones inevitables

 

 

EL FIGÓN DE TRIFÓN.

C/Ayala, 144

28006 – MADRID

Tfno. 914 023 794

EL “TONI 2”

Hoy no me apetece hablar de comida, sino de diversión, de alegría, de felicidad. Madrid es una ciudad abierta a la fiesta en todos los sentidos, es una ciudad que no quiere dormir y que respira libertad y juerga por sus cuatro costados. Todos los que la visitan coinciden en afirmar que no hay otro lugar en el mundo con tanta capacidad de atracción festiva. Vayas a la hora que vayas, en Madrid siempre habrá algo abierto para que disfrutes intensamente de la noche hasta que el cuerpo aguante o el sol rompa el encanto cómplice de la oscuridad. Con el paso de los años, es cierto que ha ido perdiendo intensidad esta capacidad trasnochadora, pero aún mantiene un nivel suficiente como para presumir de ser la ciudad de Europa que mejor practica lo de de vivir y dejar vivir. En lugar de acercaros hoy a uno de esos lugares del buen comer que por algún motivo se han convertido para mí en inolvidables, quiero que vengáis conmigo a uno de los bares más alegres, divertidos y originales que he conocido en mi larga trayectoria de noctámbulo casi profesional.

El lugar se llama Toni 2 y está ubicado en la calle Almirante de Madrid. El nombre se lo dio Antonio Tejero, el padre del actual hombre fuerte del establecimiento, César Tejero. A los quince años, este César enamorado de Madrid y de la vida, comenzó su andadura en el viejo Toni 1 de la calle Lagasca 103 y luego se hizo cargo de este templo de la música y de la juerga, donde las horas pasan a ritmo de piano y de canciones y con la sonrisa perenne de un público fiel, al que no le importa hacer cola para poder acceder a la gloria bendita de tomarse un cubata en el Toni 2. Los pianistas son el alma del local. Jesús, Javier, José Luis, Victor y alguno más se encargan de hacer diabluras con las teclas acompañando a quien lo desee, cante bien o cante mal. Luego, junto a César, está un gran equipo formado por  Santi, Oscar, Johnny, Angel y Julio, siempre con las bandejas listas para que no le falte de nada a la tropa bullanguera que sólo quiere pasárselo bien. El Toni 2 es la mejor medicina contra el pesimismo, la monotonía y los vaivenes de la crisis. Todo el que llega a Madrid por primera vez tiene que pasar su primera noche al lado del piano largo y hermoso de este bar único en el mundo, en el que, como diría mi recordado Andrés Montes, la vida puede y debe ser maravillosa. No dejéis de ir. Y si váis de mi parte, hasta podéis cantar una canción con el pianista de los cabellos blancos.

 

 

TONI 2 (PIANO BAR)

c/Almirante, 9

28004 – MADRID

Tfno.915 320 011

LA TRAVESÍA DE TRIANA

Las Palmas de Gran Canaria es una gran desconocida para el viajero español, que, atraído por su sol eterno, busca el Sur con avidez de playa y libertad. Y, sin embargo, una visita a esta gran ciudad insular es casi obligada. La playa de las Canteras es su epicentro turístico. En torno a ella, una larga lista de restaurantes y chiringuitos ofrecen al no demasiado exigente viajero las delicias típicas de la gastronomía nacional, con la aportación de algunos ingredientes canarios como los quesos y las papas arrugás.  La Marinera, La Oliva y Casa Carmelo destacan entre la mediocridad general de la zona. Hay que pasarse por los barrios de Vegueta y de Triana para disfrutar de la oferta gastronómica más pura y auténtica de la ciudad. Lugares como La Barbería, Marsala, El Herreño se llenan diariamente de gente ávida de comprobar que Las Palmas es ciudad de buen vivir y también de buen comer. Después de tomarse un buen aperitivo en las alturas mágicas de la Terraza Benito, disfrutando de las hermosas vistas de la catedral, la biblioteca o el museo de Perez Galdós, acércate a Triana y sabrás lo que es bueno.

Llegué a La Travesia de Triana por el consejo de mis amigos José Almansa y Juan Carlos Montero. La sorpresa fue inmediata. Un lugar sencillo, pequeño, acogedor, con el bullicio clásico de los lugares donde hay vida y calidad. Pedimos una botella de Bermejo, uno de los mejores vinos canarios y una ración de jamón. Hacía tiempo que no saboreaba un jamón de esa categoría, perfecto de color y maduración, con una veta increible y un sabor inconfundible a lujo de los Pedroches. Creo recordar que se llamaba Nereida la cortadora de jamón y ahí va mi felicitación para ella y para todo el personal de este lugar por su profesionalidad y su sonrisa. Las anchoas nos recordaron a la Santoña de siempre. Repetimos ración, lo cual es muy buena señal. Tenéis que probar las setas con yema, una de las especialidades de la casa junto con la ensaladilla del mar o las carrilleras, todos ellos platos de alta puntuación en nuestra lista. Muy buena la selección de quesos canarios, con la aportación de uno de mi tierra, el de San Simón, que no desentonaba para nada en aquella exhibición de sabores. Por todos estos suculentos motivos y muchos más que no nos dio tiempo a descubrir, no dejéis de visitar La Travesia de Triana cuando vayáis a Las Palmas. Y, por favor, reservad antes, porque, de lo contrario, es imposible encontrar acomodo en las mesas y en la barra.  Ni aunque vayáis de mi parte lo váis a conseguir.

 

 

LA TRAVESIA DE TRIANA

c/Lagunetas, 11

35002 – LAS PALMAS DE GRAN CANARIA

TFNO. 928 360 193

LA GOLETA

A Sanxenxo le llaman, como queriendo concederle importancia y categoría, “La Marbella gallega”. Y a mí no me gusta nada esa comparación, porque ambas localidades no se parecen en nada, salvo en que se llenan de visitantes cuando el verano enciende cielos y playas. Sanxenxo es un pequeño paraíso que ha ido creciendo con los años en plena ría de Pontevedra, hasta convertirse en la capital de la Galicia veraniega.  El Club Náutico es el centro neurálgico de la ciudad y a sus espaldas retumban las canciones de moda en los distintos pubs y bares de copas que alargan la noche hasta el amanecer. Sanxenxo tiene también una gran tradición gastronómica No hay más que darse una vuelta por los alrededores de la playa o callejear por el interior de la ciudad, para darse cuenta de que aquí se come bien y, a veces, muy bien. A mí me gusta ir a Sanxenxo, al menos una vez al año y llevarme a Madrid, a lomos de la morriña, una de las postales más hermosas de mi tierra.

Me recomendó La Goleta mi amigo Manolo Domínguez, propietario en Madrid de Combarro y Sanxenxo, dos pilares de la gastronomía gallega en la capital. Se lo agradezco de veras al amigo Manolo, porque se ha convertido en lugar de peregrinación anual al encuentro de uno de los platos más sabrosos que he probado en mi vida, el Rodaballo al horno, quizás el plato estrella de La Goleta. Lo hacen en unas fuentes enormes, con sus patatas delgadas y churruscaditas, una salsa impresionante muy conseguida y ese rodaballo soberbio y salvaje de la zona como tentación irresistible. Mi amigo Ramón Arcusa, el alto del Dúo Dinámico, que repite una y otra vez visita a este lugar cada vez que toca Galicia, me ha confesado que no ha probado un plato igual en su larga vida de viajero impenitente a la búsqueda de sabores. Hay más platos en la carta de La Goleta, los mariscos de la zona, los pescados típicos de la ría, todos de reconocida calidad, pero yo me quedo con ese rodaballo singular, por el que vale la pena acercarse a Sanxenxo. No sé si les servirá de algo ir de mi parte, pero inténtenlo. Igual les cae una botella de buen ribeiro Viña Mein como regalo de bienvenida.

 

 

LA GOLETA

Rúa da Praia dos Barcos, 2

36960 – SANXENXO (Pontevedra)

986 723 368

ALTAMIRANO

El casco viejo de Marbella encierra una enorme cantidad de sorpresa al visitante. Calles estrechas, salpicadas de flores y balcones engalanados, sus casas antiguas y modernas conforman una mezcla urbanística muy hermosa y atractiva. Perderse por esos vericuetos llenos de luminosidad y tipismo es de ejecución obligada para quienes, atraídos por el glamour de la otra Marbella, quieran conocer la de verdad, la que se abre a la diversión y al tapeo en la plaza de los Naranjos hasta la que en La Polaca se transforma en juerga y trasnocheo permanente. En una de las plazas de la Marbella más pura, la plaza del Altamirano, está un restaurante emblemático que ha tomado el nombre de la plaza, El Altamirano . Es una leyenda gastronómica de esta ciudad desde hace ya muchos años. Me la recomendó mi amigo y colega Manolo Lama y tengo que agradecerle esta recomendación porque me descubrió un restaurante al que vuelvo y vuelvo una y otra vez. La simpatía y cordialidad de Salvador el alma mater de este lugar ha influido, sin duda, en este permanente regreso.

En Altamirano hay que dejarse llevar por el jefe o por los solícitos camareros, que se esfuerzan, con una sonrisa, en hacerte la vida más feliz. Nos aconsejaron, para empezar, unas conchas finas recién llegadas del mar en toda su plenitud de frescura. Las gambas a la plancha que vinieron después estaban en su punto justo de plancha y de textura. Otro bocado excelente. Quiero destacar, también, las acedías, un pescado que suelo pedir en todos los restaurantes marineros, pero que no en todos tienen el punto adecuado de sartén. En El Altamirano las hacen como hay que hacerlas, las frien como hay que freírlas y el resultado salta a la vista. En el escaparate de la barra están los pescados grandes, las doradas, el mero, el rape en todo su esplendor. Y si por algo destaca este restaurante es por el mimo con el que hacen las cosas y por el trato que le dan en su cocina a los pescados del día. Llevan años haciéndolo bien y eso se nota. Me alegro de haber conocido El Altamirano, cita obligada cada vez que me acerco por mi Marbella del alma. Te aconsejo que reserves antes.  Y si quieres, vete de mi parte. Y saluda a Salvador, le va a encantar que lo hagas.

 

 

EL ALTAMIRANO

Plaza del Altamirano 3

29601 – MARBELLA (Málaga)

952 82 49 32

CASA BENIGNA

Una ciudad como Madrid está abierta a todas las corrientes gastronómicas. En su amplia guía del buen comer hay grandes restaurantes que exhiben, orgullosos, sus rutilantes estrellas Michelín, que garantizan excelencia y otros detalles, pero no necesariamente una comida apetitosa por mucho nombre que tengan. Están, también, los restaurantes de comida regional que presumen de tener los mejores productos de sus distintos orígenes y que, en general, tienen una comida aceptable y muy abundante para los que no piden demasiadas exquisiteces. Luego, están los restaurantes normalitos, que son la mayoría, en los que se va a comer sin otra pretensión, por cercanía, por amistad o por el precio. Y, por último, hay otros a los que vas, sencillamente,  porque te encantan. Mi novia eterna, Tere, me insistió en que visitáramos Casa Benigna. Afortunadamente, le hice caso y descubrí, gracias a sugerencia, uno de los lugares más recomendables y acogedores de Madrid. Haber conocido a Norberto y haber saludado a su madre Carmen, que desde 1990 se ocupan de casa Benigna con un cariño indisimulable, es una enorme satisfacción personal.

Los entrantes son una delicia inesperada. El salmón, muy bien ahumado, tierno, tentador, es el mejor que he comido en mucho tiempo. Me explicó Norberto que ellos mismos lo preparan, lo sazonan, lo ahúman artesanalmente y ahí radica el gran secreto de este plato. Muy buenos también los pinchos de arenques con un intenso regusto final. El mejor momento de la noche fue cuando se inició el desfile de patellas, que son los recipientes en los que sirven los distintos arroces.  La primera paella fue la de arroz abanda, que ya alimenta e impresiona solo con la presentación. Un arroz de cocción perfecta, que sabe a lo que tiene que saber, libre de tropezones inútiles, que degustamos con cucharas de palo y con una voracidad inusitada. El segundo arroz era de huerta a base de verduras y el tercero de sierra con carne y caracoles, quizás el más original de los tres que probamos, cada uno de ellos con un toque distinto y personal. Hay más variedades, pero nos conformamos con las tres citadas, porque ya no podíamos más. Preguntamos por las patellas y su función y nos dijeron que eran una idea marca de la casa y que les parecía la mejor manera de servir el arroz. Y estamos totalmente de acuerdo. No he vuelto a probar arroces como los de Casa Benigna. Espero que puedas acercarte algún día. Puedes ir de mi parte. Espero que se acuerden todavía de mí y de mi Tere y te traten como te mereces.

 

 

CASA BENIGNA

C/ BENIGNO SOTO 9

28002 – MADRID

914 13 33 56

EL TEMPRANILLO

La Latina es una de las zonas más castizas y dicharacheras de Madrid. Recorrer este barrio multicolor es el objetivo de miles de personas que, cada fin de semana, abarrotan sus calles con alegría de tapa en tapa, de caña en caña y de vino en vino. Se ha convertido en un clásico y los más castizos ya le han puesto nombre a este ir y venir multitudinario, el Latinazo. Consiste, básicamente, en completar un itinerario que va desde los caracoles de Cascorro hasta los huevos de Lucio, pasando por una interminable lista de establecimientos que han convertido esta zona de Madrid en una exhibición inacabable de sorpresas y sabores.  Hay restaurantes y bares que sólo duran un mes, el cambio de nombre es habitual en esta calle. Sólo los buenos permanecen y se mantienen por encima de modas y crisis. Los hay que ya son de visita obligada en cualquier Latinazo que se precie. El Tempranillo, que regentan con cariño de barra y de cocina Deme y Juan, es uno de ellos. Para mí, ya tiene categoría de templo de La Latina.

No hay que romperse mucho la cabeza en El Tempranillo a la hora de pedir. Es, por encima de todo, una buena taberna y, como tal, basa su popularidad en una cocina digna y una buena bodega. Los amantes del buen vino encuentran allí los mejores caldos de España y todos los días eligen un buen vino como vino del día, para servir en copas y para que no tengas que pedir una botella entera. El consejo de Deme, que se ocupa de la barra mientas Juan está en la cocina, es muy importante a la hora de elegir qué beber. En cuanto a la comida, yo me quedo con los embutidos. No es fácil encontrar embutidos buenos en tabernas parecidas, pero aquí todo tiene sello de calidad, desde el lomo hasta el salchichón, pasando por el chorizo o la cecina. El jamón es caso aparte. Lo cuidan al máximo para que esté en su punto de curación y sabor. Hay que pedirlo siempre. Y si te apetecen unas setas, las tienen como plato estrella de la casa y te van a encantar. Los demás platos mantienen la línea digna y recomendable de esta taberna ilustrada, a la que hay que ir con ganas de pasarlo bien comiendo y bebiendo. Nada más y nada menos. Si te apetece, vete de mi parte, aunque de todas maneras te van a tratar muy bien.

 

 

EL TEMPRANILLO

Cava Baja, 38

28005 –MADRID

913 641 532

EL RINCÓN CANARIO

Las Islas Canarias son unas grandes desconocidas a nivel gastronómico. Su lejanía de la península puede ser la causa principal de este desconocimiento. Sin embargo, nosotros hemos podido constatar que eso no es totalmente cierto. Acostumbramos a visitar Gran canaria en diciembre, cuando el calendario anuncia cambio de año. Y gracias a la amabilidad de Ramón Suárez, gran señor de la isla, hemos encontrado motivos suficientes para asegurar que en esa isla se come muy bien. Puede que la avalancha continua de extranjeros haya debilitado la restauración grancanaria y que los restaurantes se hayan acostumbrado a rebajar sus exigencias gastronómicas porque los turistas se conforman con cualquier cosa. Pero hay muchas y afortunadas excepciones. Una de ellas es el Rincón Canario, está situado en un lugar muy hermoso, la playa del Aguila, y con suficientes argumentos para justificar una visita. Nosotros vamos cada año a rendir pleitesía a la calidad y al buen trato.

Siempre solemos pedir lo mismo. Para empezar, una ensalada enorme, que tiene de todo y que se nutre de productos de la tierra, bien aderezados y presentados. La primera vez que la probamos nos hicimos fans de esta ensalada para siempre. Es un plato obligado para empezar bien una comida o una cena. Y después, pedid una fritada de pescado variado. Antes de freírlo, te lo enseñan para que vayas eligiendo el que prefieras, dentro de la enorme variedad de pescados del día que suelen tener en carta. Te los van a traer con el punto exacto de fritura y vas a disfrutar del sabor purísimo del pescado canario en todo su apogeo. Puedes acompañarlo de unas papas arrugás típicas de las islas, pero te vas a encontrar con unas papas que no son arrugás del todo, ni pequeñitas, ni morenas, ni auténticas. Son papas, sí, con buen sabor de mojo canario, también, pero no son las papas arrugás que uno ha probado, por ejemplo, en algunos restaurantes de Tenerife. El resto de la carta sigue esta línea de pureza culinaria de la ensalada y la fritada. Todo está muy bien, pero yo me quedo con esos dos platos como estandarte sabroso de este rincón de hondo sentimiento canario. Visitar Gran Canaria es una buena idea. No dejes de ir al Rincón Canario. Y, ya sabes, vete de mi parte,

 

 

RINCÓN CANARIO

Edificio El Aguila – c/Los Pinos, s/n

35100 – MASPALOMAS (Gran Canaria)

928 76 15 63