ROOSTIQ

Las fechas de Navidad las aprovechamos, entre otras cosas, para reencontrarnos con los viejos amigos en torno a una mesa, para intercambiar lotería y, sobre todo, para mantener ese espíritu de paz, cariño y nostalgia que se respira en días tan entrañables. Madrid es una ciudad acostumbrada a celebrar por todo lo alto la Navidad, sus calles se encienden a finales de Noviembre, la Plaza Mayor se convierte en un mercadillo monumental y los lugares más típicos de la ciudad se llenan de grupos de amigos que van de bar en bar, de taberna en taberna, brindando por el futuro e inundándolo todo de alegría y buen humor. Yo pertenezco a una pandilla llamada LONG-PLAY, formada por algunos de los asíduos de aquella discoteca mítica de la plaza Vázquez de Mella en la que vivimos los años más divertidos de nuestras vidas. Este último diciembre fueron CHEMA SUÁREZ Y EDUARDOS GUERVÓS mis compañeros de comilona y regresamos a aquella zona madrileña tan llena de recuerdos, para revivir los buenos momento de Long-Play y celebrar por todo lo alto la llegada de un nueva Navidad. Esta vez le correspondió a Chema elegir el restaurante para nuestra comida y fue para todos un auténtico descubrimiento gastronómico.

 

ROOSTIQ, que así se llama el lugar elegido, está ubicado en el Madrid castizo de Augusto Figueroa. En cuanto entras, la modernidad y el estilo del restaurante te atraen y te conquistan. Chema me insistió mucho en que el propietario del negocio, ANTONIO ALVAREZ, es un sibarita y todos los productos de la carta proceden de una finca familiar que tiene en Palazuelo, en la provincia de Avila, y que cuida con todo mimo y cariño. Empezamos con unas anchoas realmente imperiales. No podían faltar los torreznos, especialidad de la casa, distintos a todos los torreznos que había probado hasta ahora. Los lomos de sardina marinados con un bocado muy apetecible y muy logrado de sabor y textura. Tengo que destacar también un plato excelso, las espinacas y rúcula a la brasa con huevo frito, una auténtica locura. Luego, como plato fuerte, yo me decidí por un pollo de la abuela, que estaba de muerte, es el mejor pollo que he comido en muchos años. Y he comido bastantes. Ellos eligieron vaca guikar a la parrilla de carbón de encina y rodaballo a la brasa, y todavía se están chupando los dedos. Me han contado que una de sus especialidades son las pizzas y lo comprobamos probando un trocito de una de ellas, que estaba realmente bien. Otro de sus platos estrella, que queda para mejor ocasión, es la cecina de buey de Avila y, por supuesto, algunos otros platos, que conforman una carta muy completa y muy apetitosa. Se nota que cuidan mucho la materia prima. Si pasas por ese Madrid castizo de Augusto Figueroa, pásate por ROOSTIQ y date un banquete de calidad y buen sabor. Y vete de mi parte, para que sepan que ya está entre mis lugares favoritos.

ROOSTIQ

Calle AUGUSTO FIGUEROA 47

28004 – MADRID

TFNO- 918 53 24 34

CASA TORIBIO

La fiesta de los toros tiene a Madrid como gran capital. En torno a las corridas de la plaza de las Ventas han proliferado, en los alrededores del coso taurino, una gran cantidad de bares y restaurantes a los que acuden los aficionados, antes y después de las corridas, para comentar entre amigos todos los pormenores de la corrida del día. En la mayoría de ellos se sirve el tradicional rabo de toro y los clásicos callos madrileños, porque ambos platos son el santo y seña de la gastronomía taurina de la capital. Darse un garbeo por estas tabernas y restaurantes es algo casi obligado para un buen aficionado a las corridas grandes. La feria de san Isidro convierte esta zona de Madrid en el mejor escaparate festivo de una ciudad que siente y ama la fiesta nacional por excelencia. A pesar de que últimamente hay una corriente de opinión contraria a este espectáculo, cuando en el cartel figuran los toreros de verdad, la plaza se llena y todos los bares, tabernas y restaurantes de la zona hacen su agosto en pleno mes de mayo. Hay que reconocer que, en torno a los toros, ha crecido una gastronomía muy peculiar, típicamente madrileña, que forma parte ya de la historia viva de esta ciudad universal y taurina.

Uno de estos lugares de raigambre taurina es CASA TORIBIO. Se trata de uno de los restaurantes preferidos por los aficionados para degustar el típico rabo de toro. Su alma mater, el gran TORIBIO ANTA, es un enamorado de la fiesta y del buen comer. Y eso se nota en todos los platos de la carta. Junto a MARI CARMEN RODRÍGUEZ en los fogones, forman un dúo imbatible. Los componentes de la peña CABRITOS HASTA LA MUERTE, de la que formo parte, encargamos un día de enero, fuera de los festejos taurinos, un cabrito al horno y puedo asegurar que nos ofrecieron uno de los mejores cabritos que hemos comida en nuestra vida. Antes del plato principal, Toribio nos ofreció unos espárragos XXL, de tamaño y sabor increíbles, un salpicón de la casa, que recordaremos durante mucho tiempo y unas anchoas que por sí solas justifican una visita. Si os apetece disfrutar de un menú taurino y madrileño, en casa Toribio tenéis el mejor rabo de toro de la ciudad. Por algo tiene la exclusiva de los rabos de los toros lidiados en Las Ventas y otras plazas españolas. Entre sus especialidades, están los chipirones encebollados, los espárragos anteriormente citados y su famoso rejonazo, un plato muy atractivo con patatas fritas, huevos rotos, virutas de jamón y toque final de angulas que vale la pena probar alguna vez en la vida. También preparan un estupendo cocido madrileño, unas típicas y muy sabrosas lentejas con chorizo y unas croquetas de rabo de toro muy logradas que no pueden faltar en vuestra elección. En resumen, lo mejor de la gastronomía madrileña está presente en la jugosa carta de CASA TORIBIO, uno de esos templos de lo taurino que nadie debe dejar de visitar si de verdad ama la fiesta de los toros. El gran Toribio se encargará, cuando vayáis de nuestra parte, de haceros la vida un poco más feliz y mucho más sabrosa. Y pedidle que os prepare un gintonic, es gloria bendita ¡¡¡

CASA TORIBIO

Calle Cardenal Beluga, 14

28028 – MADRID

TFNO. 913 55 90 20

EL RINCÓN DE ALBERTO

Logroño es una ciudad en constante evolución en todos los aspectos. Ser capital del vino de Rioja, uno de los grandes del mundo, y parada importante del Camino de Santiago le han dado empaque y señorío. Es una delicia recorrer sus calles, visitar sus bodegas, tapear por los lugares clásicos en los que la vida cambia de color. Me gusta Logroño, acabo de descubrirlo otra vez con motivo de la entrega de los premios a los valores humanos de Cope Rioja. He vuelto a darme un garbeo por la calle Laurel y aledañas, en busca del pincho perfecto y he comprobado que están en su pleno apogeo. Tomarte un Rioja de último grito con una buena tapa de bravas o de champiñones es un placer del que se puede disfrutar a diario en este Logroño con encanto que acabo de recuperar para mi álbum de buenos sabores. Tuve también la suerte de saludar a uno de mis ídolos futbolísticos de siempre, el gran TATO ABADÍA, que tiene en el caso viejo de Logroño LA CASA DE LOS QUESOS, en donde se pueden degustar los mejores quesos del mundo. Fue un placer compartir con él queso y vino recordando aquellos tiempos del “gol en Las Gaunas”, uno de los iconos sonoros de la radio de entonces. Una visita a la bodega CONDE DE VALDEMAR, pionera de los vinos de esta tierra, y a la increíble arquitectura de MARQUÉS DE RISCAL fueron el colofón a dos días intensos vividos en el corazón del Logroño más puro.

 

Una de las grandes sorpresas de este viaje la vivimos en EL RINCÓN DE ALBERTO. Nos descubrieron este templo del buen comer nuestro amigo IÑAKI IRIGOYEN y la directora de Cope Rioja, ANA ORÚE, como final de recorrido por la calle Laurel. ALBERTO es un tipo encantador, que ha conseguido crear un lugar muy acogedor, donde se respira cariño y calidad. Voy a enumerar todos los platos de los que disfrutamos esa noche mágica, porque nos dieron la auténtica dimensión de este Rincón de fama bien ganada en Logroño. Nos sorprendieron gratamente las lecherillas de cordero, deliciosamente crujientes y sabrosas. Son muy típicas de la zona y están riquísimas. Luego vino un carpaccio de boletus finísimo y muy aconsejable. Los pimientos de cristal fueron los mejores que hemos comido en mucho tiempo. Le damos matrícula de honor. Y uno de los manjares de la noche fue el pisto riojano, una receta muy personal de Alberto y que no tiene nada que ver con ningún otro pisto que hayas probado nunca. No quiero olvidarme de los chicharros en escabeche, que me supieron a gloria y protagonizaron los primeros aplausos de la noche junto a las croquetas de jamón ibérico y las increíbles albóndigas de ternera, que pusieron el punto y final a una cena larga e inolvidable en uno de esos lugares de visita obligada en el itinerario gastronómico de Logroño. La ubicación del restaurante, en el cogollo de la ruta del tapeo, es otro de los alicientes para no dejar de visitar EL RINCÓN DE ALBERTO. Vas a disfrutar de una gastronomía sencilla y pura, que respeta el sabor de la materia prima y le otorga categoría de manjar a cada uno de sus platos. Y, si lo deseas, vete de nuestra parte. Te invitarán a algo, seguro.

 

EL RINCÓN DE ALBERTO.

Calle San Agustín 3

26001 – LOGROÑO

TFNO.666 910 907

LA CEPA GALLEGA

Cádiz es una de las ciudades más bellas y divertidas de España. Hay algo en su gente que te invita a vivir y a disfrutar. Siempre que me acerco a la gran TACITA DE PLATA me pongo en contacto con mi querido amigo QUIQUE LAFUENTE, gaditano de pura cepa y uno de los grandes disfrutadores de esta gran ciudad. Ir con Quique por las calles de Cádiz es ir de abrazo en abrazo, de chiste en chiste, de risa en risa, de juerga en juerga. Así son las gentes de allí, sinceras, abiertas, enamoradas de su ciudad y siempre con ganas de hacerte feliz. Recorrer sus callejuelas típicas es un hermoso ejercicio de diversidad y alegría. Se come y se bebe bien por aquí abajo, saben freir el pescado del día como nadie, te llevan de la caña a la manzanilla, del vino al vermut, del jamón a la tortillita de camarones siempre con la calidad y el buen hacer de la gente que sabe de estas cosas. También la nueva cocina ha bajado hasta el Sur en su empeño de conquistar los paladares con platos sofisticados, típico de estas nuevas estrellas de la cocina, pero yo sigo prefiriendo el otro Cádiz, el puro, el auténtico, el sencillo, el sabroso, el que no tiene ni trampa ni cartón, el que disfruto con mi amigo Quique cuando el cuerpo me pide Carnaval o simplemente oler a vida y a felicidad. Sólo por eso, ya vale la pena acercarse de cuando en cuando a este Cádiz de sal y de luz, que ya está entre mis lugares más queridos.

Hay un lugar que no falta nunca en mi recorrido festivo por Cádiz. Se llama LA CEPA GALLEGA. Desgraciadamente, estuvo un largo tiempo cerrado, pero ha vuelto a abrir en el mismo lugar y con la misma filosofía que antaño. Hasta hace bien poco, lo regentaba FELIX FERNÁNDEZ con un estilo personalísimo y una amabilidad exquisita. Ahora, lo han recuperado BERNARDO CRUZ y SOPHIE SJODAHL, propietarios también del restaurante LA MAR DE GAMBAS. Han respetado todo lo bueno que tenía su antecesor, la decoración originalísima del local como un típico ultramarinos de toda la vida, la bodega que es una de las mejor surtidas de toda la ciudad, el papel en el que se sirven las tapas y raciones, su excelente jamón ibérico de calidad superior, la caña de lomo que no vas a encontrar en ningún otro lugar y, por supuesto, las conservas vegetales y de pescado, que son la admiración de sus clientes y que muchos de ellos, aparte de consumirlas en el local, se las llevan a casa con bastante frecuencia. Y esto es todo. Con estos ingredientes LA CEPA GALLEGA se ha convertido, otra vez, en lugar de reunión del todo Cádiz y en la tertulia gastronómico-festiva más concurrida. Vale la pena pasarse por allí a la hora del aperitivo para conocer a fondo el espíritu de los habitantes de este rincón andaluz, donde la vida pasa sin sobresaltos, siempre con una sonrisa, a golpe de tertulia, mientras los responsables de LA CEPA GALLEGA hacen todo lo posible para que te lo pases en grande comiendo, bebiendo y charlando. Se puede pedir más?

LA CEPA GALLEGA.

Calle Plocia,9

11006- CÁDIZ.

TFNO.856 398 154

EL LANDÓ

El Madrid del Palacio Real es un Madrid de gran altura turística y gastronómica. Deambular por esas calles estrechas, donde todavía se siente viva la historia madrileña de siempre, es un inmenso placer. Por allí está el CAFÉ DE ORIENTE, centro neurálgico del bien vivir de la zona, o EL ANCIANO REY DE LOS VINOS, una prolongación del Madrid castizo y verbenero que revienta de alegría los fines de semana; o EL CAFÉ DE CHINITAS y EL CORRAL DE LA MORERÍA, auténticas catedrales del flamenco, considerados como dos de los mejores tablaos de Madrid. La catedral de La Almudena se llena cada día de madrileños y visitantes que quieren ver de cerca uno de los mejores atardeceres del mundo, cando el sol se acuesta sobre los jardines de Sabattini y pinta los cielos de un rojo sangriento. Así es este barrio de Madrid, elegante y variopinto, al que un día llegó el gran LUCIO BLÁZQUEZ para montar otra de las joyas de su imperio gastronómico, EL LANDÓ. Tras CASA LUCIO y EL VIEJO MADRID, el tabernero mayor del mundo quería estar en el cogollo madrileño del entorno de la Plaza de Oriente y puso al frente de su nuevo restaurante a su cuñado ANGEL GONZÁLEZ, que ha sabido colocarlo, con maestría y personalidad, entre las mejores opciones gastronómicas de Madrid. Tras su jubilación, ha entregado los trastos a su hijo Angelito, quien, con la ayuda inestimable de ALEJANDRO ARRIBAS y tras una ligera remodelación, mantiene en todo lo alto su categoría y su sabor.

Lo mejor de EL LANDÓ es cómo te reciben en la mesa, con una buena ración de ese jamón de categoría especial del que presumen – y con razón – y ese tomate finamente cortado con el aliño personal de la casa, que son el preámbulo a una comida feliz. Me sorprendieron mucho las coquinas, porque no me esperaba encontrarlas en la carta y puedo jurar que estaban buenísimas. En El Landó hay que, probar, inevitablemente, los torreznos, porque forman parte de sus grandes especialidades. Tienen el punto perfecto y no empalagan, como ocurre con muchos de los que sirven por ahí, que están sobrados de aceite. No pueden faltar en un restaurante de la marca Lucio los huevos rotos a su estilo, que ha conseguido elevar a la categoría de plato mundial. Es, sin duda, una de las grandes estrellas de la carta. Los callos no le van a la zaga, son extraordinarios y creo que están, ahora mismo, entre los mejores de Madrid. A quien le guste la carne, que pida un steak-tartar y va a saber lo que es bueno, se lo preparan con mimo y con cariño, y los que los han probado dicen que están de matrícula de honor. Las carnes en general, tienen aquí un tratamiento de altura, fileteada y en su punto, siempre al gusto de los comensales. Me gustaron mucho las chuletitas de lechal con ese poderío de sabor que tiene la buena carne de cordero. No faltan en la carta los pescados y es una opción de garantías para quienes prefieren el mar a la montaña. Vale la pena sentarse en EL LANDÓ a disfrutar de una buena comida castiza, con Angel González, su hijo Angelito y Alejandro Arribas, recién incorporado a la dirección, empeñados en hacerte la vida más fácil. Y hasta podéis ir de mi parte si os apetece. No os van a defraudar.

EL LANDÓ

Plaza Gabriel Miró, 8 – 28005 – MADRID

TFNO, 981 366 76 81

CHEF RIVERA

Padrón, mi pueblo de alma y de carnet, es un lugar para quedarse y disfrutar. En el vértice mismo del Camino de Santiago, su ubicación en la antesala de las Rías Bajas y su apabullante historia literaria son motivos suficientes para visitar esta villa. CAMILO JOSÉ CELA y ROSALÍA DE CASTRO son reclamos suficientes para hacer una parada y conocerla algo más profundamente. Pasear por sus calles de piedra, sentarse a ver pasar la vida en el paseo del Espolón, subir al monte Santiaguiño lleno de sensaciones jacobeas, visitar la casa museo de la gran Rosalía, la cantora del Sar, acercarse a la antigua Iria Flavia para sentir la fuerza creativa del Nobel padronés, comprobar en Herbón cómo nacen y crecen los famosos pimientos verdes de esta tierra, admirar las pesqueiras que jalonan el río Ulla, donde se pescan las famosas lampreas, son suficientes argumentos para hacer un alto en el Camino y disfrutar a tope de uno de los lugares más bellos y acogedores de Galicia. Don Camilo José Cela, hombre de bien escribir y de mejor comer, cuando aparecía por su Padrón del alma, no dejaba nunca de visitar el restaurante de su amigo JOSÉ ANTONIO RIVERA, el famoso CHEF RIVERA, donde su recuerdo sigue vivo en las distintas fotografías que hacen de este restaurante un museo permanente a la memoria del que fuera, como decimos por aquí, un buen “papador”. José Antonio y su familia se afanan cada día en mantener el gran nivel de la cocina padronesa y su hotel-restaurante está en todas las guías gastronómicas, incluida la guía Michelín. Tiene mérito este hombre criado en fogones extranjeros, que un día regresó a su pueblo para montar lo que entonces se consideró una locura, pero su empeño y dedicación lo convirtieron en lo que es hoy, un templo de la buena y actual cocina gallega.

Llegas al CHEF RIVERA y lo primero que te sorprende es su decoración. Con una barra muy acogedora, que tiene entrada al hotel y al restaurante. En las paredes, cuadros de grandes pintores de la tierra, destacando su colección de LAXEIRO. Huele a buena cocina de verdad cuando entras en el sancta sanctorum de José ANTONIO RIVERA. Para empezar, yo pediría lo que nosotros solemos pedir cuando vamos por allí, una empanada de maíz de berberechos realmente inconmensurable. Las empanadas de maíz suelen tener un problema, que son demasiado gruesas y difíciles de comer, la suya es una empanada delgada y muy bien aliñada por dentro y por fuera. Vale la pena repetir. En un restaurante típicamente gallego como éste no pueden faltar unas buenas almejas a la marinera o un estupendo pulpo, para seguir abriendo boca. Y como plato estrella, decídete por el RAPE RIVERA, una de las grandes especialidades de la casa. No vas a poder comer algo igual en ningún otro sitio. Y la reina de la carta del Chef es, sin duda, la lamprea, te la sirven de distintas maneras, todas exquisitas, a la bordelesa, en pastelón, en revuelto, en minihamburguesas o en risotto. Cuando llega la temporada de caza, la liebre, el jabalí y el corzo de convierten en platos estrellas de la carta. Tiene fama su solomillo, sus medallones de cebón y, por supuesto, todos los pescados de la zona a los que el Chef le da su punto exacto de cariño y de sabor. Y al final de la comida, pídele a JOSÉ ANTONIO que te abra una botella de uno de los cientos de OPORTOS que abarrotan su bodega, te degollará la botella en la misma mesa y vivirás un momento único e irrepetible. Así es CHEF RIVERA, un restaurante de culto que está en PADRÓN esperándote con los brazos abiertos. JOSE ANTONIO RIVERA, su hijo ALEJANDRO y su mujer PIERRETTE, son para mí algo entrañable y espero que lo sean también para tí cuando vayas de mi parte.

 

CHEF RIVERA

C/ Enlace Parque 7 – 15900 PADRÓN (La Coruña)

Tfno.. 981 81 04 13

EL PIMIENTO VERDE

Madrid es una ciudad abierta a todas las corrientes culinarias. Las cocinas regionales siguen siendo uno de los grandes atractivos de esta ciudad a la que le gusta comer y comer bien. No es extraño que la cocina norteña sea una de las preferidas por los madrileños y por todos los que nos visitan. Y al decir cocina norteña, nos estamos refiriendo a la gallega, a la asturiana, a la cántabra y a la vasca. Todas ellas tienen representación de altura en la capital. Últimamente, es la cántabra la que he pegado el estirón y otro día hablaremos de ella en nuestro blog, porque se ha colocado en vanguardia en muchos aspectos, pero hoy queremos centrarnos en la cocina vasca, que tiene actualmente en Madrid representación de altura. Es una cocina de producto, que busca siempre la calidad de la materia prima tanto en carne como en pescados y en ello reside su gran éxito y su enorme aceptación. La parrilla y la brasa son elementos a tener muy en cuenta en este tipo de cocina, que quiere huir de la sofisticación y lucha por la naturalidad de los platos por encima de todo. Hay mucho y muy buenos ejemplos de cocina vasca de categoría en este Madrid variopinto y hambriento, ero hoy queremos centrarnos en los restaurantes EL PIMIENTO VERDE, que se han ido convirtiendo en lugares de culto para los amantes de la cocina vasca de verdad.

Mucha gente cree que EL PIMIENTO VERDE es una franquicia, por los muchos restaurantes con este nombre que existen actualmente en Madrid, pero no es así. Todos ellos pertenecen a la familia TEJEIRO – LECANDA, que fueron los que iniciaron su andadura en dos calles ya míticas de la gastronomía vasca en la capital, Quintana y Lagasca. Este último tuvo que cerrar porque se derribó el edificio y hace bien poco ha vuelto a abrir en otro lugar, el 43 de la calle Lagasca, con idéntico éxito. Además de los dos pioneros, están también los de Príncipe de Vergara, San Miguel y Castelló, que conforman un total de 5 establecimientos funcionando a pleno rendimiento. El plato estrella de todos ellos son las rosas de alcachofas, hechas de una manera muy original que ellos mismos han patentado y que ahora todos quieren imitar. Tenéis que probarlas, están exquisitas. Me gustan mucho las rabas de calamar, sobre todo porque son rabas de las de toda la vida ya muy bien fritas, sin excesivo aceite. Otro plato estrella es el sapito al horno, o sea, el rape de toda la vida preparado con una salsa muy lograda y unas patatas increíbles. Tienen muy buenos chipirones encebollados, una estupenda merluza del Norte de calidad superior, una tortilla de bacalao que os va a encantar y, por supuesto, en el apartado de carnes, las mejores del mercado, hechas al gusto del comensal. SITO TEJEIRO, el fundador del Pimiento Verde, y DAVID LECANDA, su sobrino y sucesor, pueden presumir de tener cinco de los mejores restaurantes vascos de la capital con el nombre de EL PIMIENTO VERDE. Vais a comer de maravilla y hasta es posible que alguna vez se monte una buena juerga de voces y guitarras, porque en el Pimiento Verde nunca se sabe qué puede pasar. Vale la pena, creo, que vayáis de nuestra parte.

 

EL PIMIENTO VERDE

c/ Quintana,1- Conde de Miranda,4–Castelló,18 – P. de Vergara,60 y Lagasca, 43

MADRID- tfnos. 91 431 74 56 -915 764 135 -918 05 03 21 -915 41 21 40 – 910 741 454

LOLIÑA

Muy cerca de Padrón, por los caminos bellísimos del mar de Arousa, llegas a CARRIL y te encuentras con una de las postales marineras más auténticas de mi tierra. Cuando baja la marea, el mar es una inmensa sucesión de pequeñas parcelas, perfectamente delimitadas en la arena, que pertenecen a las distintas familias que se dedican durante todo el año a la cría de las famosas almejas que han dado renombre mundial a Carril. Con la marea baja, aparecen por todas partes hombres y mujeres, pertrechados de altas botas de agua y sumergidos casi hasta la cintura, recogiendo el fruto de su trabajo. Luego, en los restaurantes de la zona, las almejas, recién salidas del mar, se convierten en uno de los platos estrella de la gastronomía arousana. Este pequeño puerto de mar situado a la vera de la capital de la ría, Vilagarcía de Arousa, conserva el tipismo, el sabor y el encanto de los rincones a los que el paso del tiempo no ha conseguido cambiar. Me gusta ir a Carril, sentarme en una de sus terrazas, pedir una botella de Viña Mein, mi Ribeiro favorito, y disfrutarlo en buena compañía, mientras el sol se acuesta sobre la isla de Cortegada, llenando toda la ría de colores intensos. Vale la pena llegar desde Padrón por la carretera vieja, la de las curvas, detenerse en Catoira para sentir el chispazo vikingo de las torres del Oeste y, con la ría de Arousa resplandeciendo a nuestra derecha, llegar a Carril y encontrarte con el mar en estado puro, balanceando las dornas de unos pescadores que siguen dedicando sus vidas a uno de los oficios más duros del mundo. Allí, en Carril, está uno de los templos de la cocina gallega, que figurará, para siempre, entre los lugares sagrados de todas mis vidas.

Conozco LOLIÑA desde hace no sé cuántos recuerdos. Ir a comer a este restaurante en aquellos tiempos de juventud padronesa era un lujo que nos podíamos permitir sólo de cuando en cuando. Ahora, cuando los años van remansando inquietudes y bolsillos, es cita obligada cada vez que piso mi tierra. Suelo empezar por unos buenos pateiros de la ría, uno de los bocados más exquisitos de la zona. Luego, unos percebes de talla XXL, de los de verdad, más anchos que largos. A continuación, el plato estrella de la casa, las almejas a la marinera estilo Loliña, un manjar que todos los restaurantes están tratando de imitar sin conseguirlo. La fórmula secreta la siguen teniendo ellos y la materia prima está a unos metros en las parcelas del mar. Como plato final, os recomiendo el rape estilo de la casa. No es el rape un pescado que me vuelva loco, pero el que preparan aquí es de una categoría excepcional. También presumen, y con razón, de un buen rodaballo y de un sabrosísimo arroz con bogavante, que nosotros hemos degustado en alguna de nuestras visitas habituales. A veces, tienen también chipirones de la ría y, por supuesto, el clásico pulpo á feira que no puede faltar en ningún restaurante gallego que se precie. Todo está buenísimo en esta hermosa casa de comidas con más de 61 años de existencia y que está situada en la antigua aduana del puerto de Carril, en una casa construida hace 151 años. No dejéis de ir. Os van a tratar de lujo, porque en LOLIÑA todo es amabilidad y cariño. Y, encima se come de maravilla. Claro que podéis ir de nuestra parte. A ver qué pasa.

LOLIÑA

 

Rúa Alameda, 1

36610 – CARRIL (Pontevedra)

Tfno..986 501 281

MESÓN TXISTU

El fútbol tiene mucho que ver con la gastronomía. En torno a los practicantes de este deporte mayoritario han ido creciendo en importancia y calidad un buen número de restaurantes. La presencia de sus ídolos en estos restaurantes de moda atrae a un buen número de simpatizantes que llenan las mesas un día sí y otro también para verlos de cerca. Los tiempos han cambiado y cada vez surgen más locales que aspiran a lo mismo, a convertirse en los favoritos de las grandes estrellas. La competencia es brutal y no es fácil mantenerse en la élite. Sólo lo consiguen los que mantienen una línea constante de calidad y servicio sin dejarse llevar por la autocomplacencia. Uno de ellos es el MESÓN TXISTU, que, junto al ASADOR DONOSTIARRA, sigue conservando intacta su categoría en esta lista de restaurantes futboleros. Recuerdo que la primea vez que fui al Txistu fui invitado por mi recordado IGNACIO ARILLA, uno de los grandes pioneros de la publicidad en España. La amabilidad de D. PEDRO ÁBREGO, a quien nunca podremos olvidar, hizo lo demás. Nos convertimos en asíduos para siempre. Ahora es ANTOLÍN, junto a sus hijos, el que está al frente del negocio desde la muerte de D.Pedro, a quien  seguimos echando de menos.  En cuanto al personal de sala, el gran LEONCIO estuvo hasta hace bien poco dirigiendo, con elegancia y estilo, este templo del buen comer. Luego, le ha sucedido MANOLO, un encanto de persona, de sonrisa permanente y amabilidad increíble. Junto a JUAN  y DIEGO, consiguen que uno se sienta en Txistu como en su propia casa. Allí celebramos cada domingo las cenas de muestra PANDILLA BASURA desde hace muchos años y lo seguiremos haciendo hasta que el cuerpo aguante-

Comer en Txistu es muy fácil. Pidas lo que pidas, todo tiene un alto nivel de calidad. Y es que la calidad es el santo y seña de este restaurante que se ha mantenido ahí arriba desde su fundación hace ya muchos años. Para abrir boca con la primera cerveza, unas gildas con aceituna y anchoa especialidad de la casa. Luego, vendrá el jamón de verdad, perfectamente cortado y siempre abundante. No me extraña que presuman de tener uno de los mejores jamones de Madrid.  Tenéis que probar las croquetas de jamón y txangurro, porque están siempre en su punto y saben a lo que tienen que saber. Las gambas y las almejas forman parte también del batallón de entrantes apetitosos que no hay que dejar de probar. Por cierto, tienen una tortilla de bacalao o de merluza que merecen una degustación si tenéis apetito suficiente para tanto manjar. Como final de apoteosis, tenemos varias opciones: unas cocochas al pil-pil que están de muerte, unos bocaditos de merluza a la romana temblando de frescura y de sabor, un buen besugo del Norte al horno, especialidad de la casa o un lenguado en su punto justo de plancha o de parrilla. Ninguno de estos pescados os va a defraudar. Y si preferís la carne, un solomillo a la riojana fascinante, la típica y buenísima carne del Txistu en su plato de barro para ir haciéndola a tu gusto o unas chuletitas de auténtico lechal, pequeñitas y apetitosas de verdad. Así es, grandes rasgos, el menú recomendado del MESÓN TXISTU, un lugar de visita obligado para vivir el mundo del deporte y para disfrutar de uno de los mejores fogones de Madrid. No olvidéis decirle a MANOLO que váis de nuestra parte. No os arrepentiréis.

MESÓN TIXSTU

Plaza Angel Carbajo, 6 – 28020 – MADRID

TFNO. 915 70 10 06

 

 

CAN CARLOS

Hay lugares mágicos que se convierten en inolvidables con el paso del tiempo. Ibiza es, desde hace años, la isla deseada por miles de viajeros ávidos de sol, de bullicio, de playa y de libertad. En Ibiza está permitido casi todo y el lujo ha llegado para quedarse. Los auténticos disfrutadores de Ibiza valoran estos lugares y no les importa pagar un alto precio por sentarse a vivir la noche donde se sientan los famosos de toda la vida. Si a este lujo nocturno premeditado le añadimos el encanto de Formentera, tenemos la sublimación del veraneo perfecto. Navegar en barco desde Ibiza a Formentera es una ruta casi obligada para todos los visitantes de la isla mágica. Cada día, cientos de barcos ponen proa a Formentera, buscando aguas hermosas, calas increíbles y chiringuitos únicos en los que saborear lo más puro de la gastronomía ibicenca.  Nosotros hicimos este viaje por la noche en compañía de CARLOS GUTIÉRREZ, su hermano PABLO Y nuestro buen amigo JUAN CARLOS MONTERO. Fue un hermoso viaje que nació de la puesta de sol en EL BESO del gran Rafa Viar en Las Salinas y nos llevó hasta una Formentera anochecida con el hermoso silencio del mar como compañía inevitable. Si durante el día este viaje es un viaje a la belleza y a la felicidad, por la noche es algo difícil de describir. Así es Formentera, santo y seña de los lugares más bellos del planeta.

La noche de Formentera se hizo grande en CAN CARLOS, un restaurante italiano, ubicado en el centro de la isla, que nos recibió con un estallido de luces y plantas, y la amabilidad desbordante del personal, con FRANCISQUINO, el gran jefe, a la cabeza, todos empeñados en hacernos la vida feliz. Sentarte en medio de la noche, rodeado de glamour y de atenciones, oliendo a flores y a cariño, es uno de esos lujos que no tienen precio. El restaurante es digno de figurar entre los más bellos que hemos conocido en nuestra vida, y hemos conocido muchos. Te atrapa desde el primer momento. Y si, además, la cocina está a la altura del entorno, el placer es doble. Después de unos entrantes fantásticos a base de carpaccio de calabacines, tomate, piñones y parmiggiano reggiano, como primer plato, algunos tomamos unos raviolis del chef que estaban buenísimos, y otros se decidieron por tagiolini blanco y negro con almejas y calamares. Un comienzo de categoría. De segundo, los que se decidieron por el dentón al carbón o la lubina salvaje acertaron de pleno, porque son dos platos de excelente sabor y originalidad en su preparación. Los carnívoros, que eran los menos, pidieron spianata a las hierbas de Formentera y todavía se siguen acordando de ese plato, uno de los grandes de la amplísima carta de CAN CARLOS. Es una carta que tiene influencias y sabores de Italia y Formentera, una mezcla sorprendente que te va a encantar. Vale la pena salir de Ibiza en barco camino de Formentera en medio de la noche y regresar de madrugada a la isla después de una buena cena en un lugar paradisíaco en el que, además, se come muy bien. Por supuesto, no es barato, pero ya se sabe que en Formentera eso no importa demasiado. Tenéis que ir a CAN CARLOS. No os arrepentiréis. Y decidle que váis de mi parte. Gracias.

CAN CARLOS

07860 San Francés de Formentera

FORMENTERA (Baleares)

Tfno.. 971 32 28 74